El Monumento ya existe. Respetémoslo


- 25 DE JUNIO. MESA REDONDA SOBRE EL PROYECTO DE CHILLIDA: Voces a favor y en contra. Peña de la Amistad de Puerto del Rosario

En el debate participan: Jesús Giráldez, Antonio Patallo, José Mesa.
:: Jesús Giráldez defensor irreductible de la Montaña. Es el autor de Tindaya: el poder contra el mito. Al final de este texto hay enlaces para descargar y leer este texto fundamental. En 2010 Jesús ha publicado Creyeron que éramos rebaño. La Insurrección del Alto Llobregat y la deportación de anarquistas a Canarias y África durante la Segunda República.
:: Antonio Patallo fue concejal de cultura del Ayuntamiento de Puerto del Rosario. Artista, responsable de 7 ediciones del "Simposio Internacional de Escultura de Puerto del Rosario" desde 2001 hasta 2008, que llenaron las rotondas del municipio de pìezas cuyo interés no voy a comentar aquí. Ese Simposio algún momento tuvo un sitio web, pero está desactivado. En 1990 Antonio Patallo pintaba así.
:: José Mesa es el autor de este blog. Si te interesa por aquí puede ver una biografía.

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En una primera ronda de intervenciones Antonio Patallo habló del proyecto de Chillida-Fernández Ordóñez comparándolo con la Torre Eiffel, la Gran Muralla China o las Pirámides de Egipto. Lo defendió como la obra de un artista.

Jesús Giráldez expuso el despilfarro de dinero que ha supuesto este proyecto inútil, hasta ahora más de 40 millones de euros "sin haberse movido una sola piedra".

José Mesa consideró que los ejemplos de Antonio Patallo no fueron concebidos como obras de arte, y no tenía sentido compararlos con este proyecto. Habló del land-art relacionado con la intervención propuesta por Chillida-Fernández Ordóñez, y de cómo artistas recientes del land-art tienen líneas de trabajo en las que predomina el respeto al territorio y la reflexión sobre éste, poniendo como ejemplo cercano los proyectos de Hamish Fulton en Lanzarote, "gestos simbólicos de respeto a la naturaleza". Contó su experiencia personal de conocimiento del paisaje de Tindaya y comparó la ejecución de un proyecto minero, como es el caso, sobre un lugar de tan excepcional importancia arqueológica y religiosa equivale a pintar graffitis sobre las paredes de Altamira.

En una segunda ronda de intervenciones Antonio Patallo cuestionó la validez de los defensores de la Montaña de Tindaya argumentando que sólo la habían empezado a defender cuando se hizo público el proyecto de Chillida. Afirmó que la Gran Muralla China es "la mayor obra de land-art". También argumentó que si César Manrique estuviera vivo habría defendido el proyecto, afirmando que hoy algunos de los proyectos de Manrique no podrían realizarse por la oposición de grupos de defensa del territorio. También comparó el proyecto de Chillida con el Museo Guggenheim de Bilbao y la reactivación de la ciudad que ha supuesto. Comparó el irrelevante volumen del proyecto de Chillida como un dado en un saco de cemento.

Jesús Giráldez detalló recortes de prensa donde se demuestra la implicación de los grupos que defienden la Montaña de Tindaya desde años antes de que Chillida llegara a Fuerteventura. Expuso con detalle las campañas contra la actividades mineras, recogidas en su libro Tindaya: el poder contra el mito.
Habló de la paradoja de que esta Montaña, seguramente el territorio con más figuras de protección de Canarias esté en peligro. Resumió también la conexión de Tindaya con el caso Tebeto, dos ramificaciones de un mismo escándalo millonario.

José Mesa leyó el siguiente texto:
Lo verdaderamente dramático es que después de los esfuerzos y trabajos realizados con un desbordante entusiasmo de amor y entendimiento de la enorme belleza escondida y sin catalogar de nuestra vulcanología, para elevarla al más alto nivel, surjan ahora una serie de “personajes” con el solo propósito de explotar ese prestigio conseguido por nuestro pueblo, sin importarles en absoluto la ruina de la isla, exterminando, en el más mínimo tiempo, el legado de centenares de milenios de evolución vulcanológica y geológica.

La pregunta: ¿Quiénes son los responsables?

Creemos que cualquier gobierno tiene la obligación de cuidar el espacio que nos sirve para el desarrollo de nuestras vidas, de la educación y cultura, de nuestras riquezas y, sobre todo, de la “permanencia de esa riqueza”.

Siempre estamos oyendo disculpas, inconvenientes, aprobaciones anteriores, leyes caducas y un sinfín de aparentes tropiezos que parecen imposibles de corregir, con tal de no parar esa barbaridad que se nos echa encima

Todo se puede corregir.
Depende del entusiasmo, de tener una verdad en las manos y una valiente y honrada decisión. El único inconveniente, y eso ya lo sabe todo el mundo, es cuestión de compra y venta.

¿Tendríamos esperanza?
¿Podremos salvar ya lo que nos queda?
¿Es cuestión de visión inteligente?

Creo que el caso no puede ser más evidente, descarado y elemental para darse cuenta que ha llegado el momento de PARAR.

Al terminar detalló que se trata de un fragmento de "Momento de parar" escrito por César Manrique en 1985, hace 25 años, cuando al artista ya estaba decepcionado de la destrucción del territorio de Lanzarote. Desde ese momento hasta hoy, este proceso se ha agravado de manera espectacular. De modo que atribuir a Manrique el supuesto apoyo al monumento no tiene base alguna. Tindaya no puede ser un Guggenheim, un museo con un enclave geográfico muy bien comunicado y con una rotación de actividades culturales que nunca tendría el proyecto minero.

Varias intervenciones interesantes del público:
  • En el momento económico en el que estamos, ¿por qué no se atienden antes necesidades fundamentales como Educación o Sanidad, en lugar de un proyecto de discutible viabilidad y cuyos beneficios irían a inversores privados?
  • ¿Cómo es posible que una obra de arte esté precedida para su realización de un estudio económico en el que se calculen cuántos turistas pagarían una entrada para saber los beneficios y amortizaciones de la obra para saber si se hace o no? ¿se puedo considerar a eso una obra de arte?
  • ¿Cómo es posible que cuando ya han desaparecido los dos principales creadores del proyecto: el escultor Chillida y el ingeniero Fernández Ordóñez se siga adelante con este? ¿Es posible que un proyecto artístico de esta envergadura se ejecute sin el artista vivo supervisando su realización?
  • ¿Cualquier obra que conciba un artista es genial?
  • El proyecto de Chillida-Fernández Ordóñez de cortar un cubo en la Montaña se ha demostrado inviable técnicamente por la propia estructura de la Montaña, ¿qué sentido tienen realizar un agujero que luego se revestiría interiormente de piedra para imitar un corte limpio en la Montaña? ¿qué tiene que ver esto con la idea de Chillida? En realidad el techo sería un agujero enorme del que con un sistema de cables interno y oculto colgaría un falso techo adintelado que simularía el corte en la Montaña, y posiblemente en las paredes habría que recurrir a soluciones técnicas semejantes. Además no hay certeza de que la estructura de la Montaña resista este proyecto y podría desplomarse.
Conclusiones
El debate terminó sin más conclusiones que la abundancia, casi el exceso, de argumentos que cuestionan el proyecto minero de Chillida-Fernández Ordóñez mientras los argumentos a favor son escasos, débiles y discutibles. A la vez, por debajo de todo el proyecto hay una charca de un fango compuesto de millones de euros perdidos, estudios de muy dudosa objetividad, potentes intereses económicos y uno de los mayores pelotazos de la historia reciente de la corrupción en Canarias.
Este gráfico sitúa a Tindaya en un quinto lugar aunque sumándolo a los millones de euros volatilizados en las Montañetas de Tebeto colocan a esta caso Tindaya-Tebeto como el ganador absoluto al más grande y negro sumidero.

Responsabilidad Patrimonial. 2

(Por cierto, si esto te indigna puedes firmar la Campaña por la Responsabilidad Patrimonial y tratar de que las cosas cambien)

Con respecto a las intervenciones de Antonio Patallo, sin mucha sorpresa están contestadas desde hace 5 años por Jesús Giráldez en Tindaya: el poder contra el mito:

- Que los ecologistas no defendieron la Montaña antes del proyecto de Chillida-Fernández Ordóñez fue un argumento usado ya por Chillida. En el capítulo Colección de mentiras y otras joyas Jesús Giráldez escribe:
El propio Chillida termina por creerse las mentiras y este desconocedor absoluto de las luchas ecologistas contra las agresiones a la Montaña, y de su historia, se destapa con hirientes declaraciones que avivan las falsedades:

Dicen que quiero destruir la montaña, cuando lo que estoy planteando es salvarla, pues ha sido atacada por muchas veces, y nadie ha dicho nada. Las canteras sacan piedras para venderlas. Concesiones que no sé quién daría, pero ante las que los ecologistas, sin embargo, no decían nada.

Los siguientes titulares periodísticos, rebaten las mentiras:
—Agonane pide la protección de la Montaña de Tindaya, en La Oliva (16/II/1990).
—Agonane denuncia al Cabildo por “atentado arqueológico” en la montaña de Tindaya (12/V/1992).
—Continúan las extracciones en la montaña de Tindaya (1/IX/1992).
—Agonane exige un Plan de Protección para la Montaña de Tindaya (25/IV/1993).
—Reprochan a Patrimonio el expolio de Tindaya (19/IX/1993).
—El grupo ecologista Agonane denuncia nuevos atentados contra la Montaña de Tindaya (16/III/1994).
—Denuncian el saqueo de los grabados podomorfos de Tindaya (16/III/1994).
—En Tindaya también se adoró al Sol (4/IV/1994).
—Las constantes agresiones en Tindaya (5/VI/1994).

- Las comparaciones con las Pirámides, etc. que hizo Antonio Patallo esa noche las contestaba también Jesús en el mismo capítulo del libro, unos párrafos más adelante:
Y una última mentira. Más que mentira, una tremenda estupidez, un cóctel de impostura y estulticia. Varios voceros favorables al monumento de Chillida han manifestado —sin ruborizarse— que si los ecologistas hubiesen existido en épocas pretéritas no se hubiesen podido construir ni las pirámides de Egipto, ni la Muralla de China. Dejando de lado las burdas comparaciones a-históricas, desconocemos qué hubiese podido ocurrir si en Egipto hubiese operado el colectivo ecologista “Salvemos el cocodrilo sagrado” o, en China, la federación “Por un oso panda libre”. De lo que estamos seguros es que no se hubiesen construido tales alardes fastuosos de no haber existido faraones y emperadores. Ni esclavos.

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-26 DE JUNIO. JORNADA EN TINDAYA
Plaza de Tindaya.

Actividades en la Plaza de Tindaya
Durante toda la mañana hubo una exposición en el Centro Cultural y en la plaza talleres de globoflexia, construcción de indiacas con Gema, cuadros de arena. Paco instaló una cabina-agujero donde se podía entrar para experimentar sensaciones, parte de una película que está preparando.

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Lorenza hizo de cuentacuentos y acompañada de Teatro Caligrama narró una historia escrita por ella sobre brujas y mujeres con la Montaña como fondo.

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Seguidamente Lorenza leyó un texto y Marga unas décimas:

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¡La fuerza de la razón! Tindaya

Siempre se ha dicho: hay intereses que mueven montañas. En este caso, son muchos los intereses y más los interesados que intentan mover, destrozar y hacer desaparecer de un cepillazo toda una historia. Una historia con mayúscula porque nos habla a través de unos grabados de nuestros antepasados.

(El tiempo pasa, nos estamos poniendo viejos) Eso lo dice la letra de una canción pero ... Yo soy de las que piensa que hay cosas que aunque pase mucho tiempo, no envejecen, al contrario las van enriqueciendo. Se vuelven más hermosas, más interesantes y si se trata de una montaña donde los nuestros dejaron sus huellas grabadas, aún la vemos más bella, más valiosa.

¡Pareces un libro abierto! Esa expresión muy a menudo escuchada, podríamos aplicársela a ella porque sus huellas, sus grabados es un documento abierto que nos habla de sus vidas, de sus costumbres, de sus creencias, de sus quehaceres cotidianos, en una palabra. Esa montaña, nos transmite el asentamiento de nuestros antepasados o lo que es lo mismo, nuestras raíces, nuestras señas de identidad. Ese documento es tan rico que no hay tesoro en el mundo ni euros que pueda pagarlo.

Tenemos la suerte de contar con gente estudiosa e interesada en rescatar de los archivos históricos de Canarias viejas costumbres, formas de vivencias, música, danzas, letras y poesías que poco a poco se han ido introduciendo en nuestras fiestas populares, en nuestros barrios, en nuestras islas. Se vuelve a palpar lo de antes en los deportes, en los juegos y hasta en las formas de vestirse. De la televisión rescatamos como programas enriquecedores y que nos hacen vibrar, documentales que nos hablan de mucha gente nuestra que tuvieron su tiempo, sus penurias, sus alegrías, sus luchas ... y vaya si aprendemos de ellos. Otros nos cuentan la historia a través de música, de los versos y casi sin darnos cuenta ... estamos aprendiendo. Nos están inyectando en nuestra sangre el amor, la cultura, el interés y la conciencia de luchar por lo nuestro, por nuestra identidad, por nuestros tesoros, que no es euros, ni oro, ni plata, ni tan siquiera son piedras de esas que brillan y adornan muchos cuerpos de seres humanos. Lo nuestro es más valioso. Es nuestra historia y está reflejada en cualquier palmo de cualquiera de nuestras islas. Entonces, yo vuelvo a preguntarme ¿Qué pasaría si desaparecieran todos esos documentos, todos esos grabados que hablan de nuestra tierra? ¿Qué sucedería si los amantes de conocer y elaborar el árbol genealógico de su familia se encontraran que no existen datos que rescatar para poderlo hacer?

Todos hemos visto que cuando se descubren, sepultadas, tumbas objetos y demás reliquias invierten dinero, tiempo y lo que sea necesario para sus estudios, incluyendo en el paquete de rescate, el interés natural y cultural, se trata con mucho cariño, con cuidado y con mimo y lo veo lógico ya que es un fragmento de la vida pasada cantidad de importante y valioso para la historia y quienes investigan e intentan rescatar de las piedras generaciones pasadas, vivencias anteriores, se merecen toda nuestra admiración y nuestro respeto. Nunca, nunca los tacharíamos ni de locos ni de ignorantes. Por esa razón, creo o mejor dicho afirmo que ninguno de los/as que defendemos que Tindaya siga tal como está, que siga hablándonos con sus grabados, ni estamos locos ni nos consideramos ignorantes. Muy al contrario, estamos bien cuerdos y cuando salimos en su defensa estamos caminando en pro de lo nuestro. También hay presiones y coacciones hacia el derecho de expresión y son muchas las puertas que se cierran por eso de la razón de la fuerza, del poder y de los intereses. Nosotros/as por el contrario, llevamos algo muy importante: ¡La fuerza de la razón! La experiencia de ver cómo han vendido nuestra isla. Cómo las orillas de nuestro litoral se han transformado en cemento. Cómo el interés de cuatro, ha echado a pique todas las cosas, paisajes naturales y vida bonita de las cuales disfrutábamos nosotros/as y admiraba el turista, por cuya razón venían y repetían.

Los políticos de turno y los que no quieren nuestra tierra, intentan vender el argumento del progreso por el bien de la tierra. Lo natural de la isla, sus señas de identidad, sus tesoros, su malpaís, sus playas serenas, su mar transparente, sus doradas montañas, la nobleza de su gente y un sinfín de cosas más que están en Fuerteventura y en el resto de las islas, no se pueden destruir en nombre del progreso ni en el nombre de nada. El progreso es otra cosa. Es ir caminando hacia delante pero sin olvidar de dónde venimos. Y Fuerteventura nos habla de una montaña perennemente preñada por hombres que alzaban los pies y volaban, y desde lo alto contemplaban la majestuosidad de otras alturas y conectaban con el universo. Universo que compartían con sus mujeres. Mujeres alegres, amantes, pícaras, quizás brujas, quizás sacerdotisas, quizás desnudas, naturales pero, de una manera u otra... Mujeres "Vivas". Y nuestras raíces, vienen de ahí, de una montaña Sagrada, Mágica, bella y querida y Fuerteventura es eso... Nuestra vida, nuestra serenidad, nuestro orgullo y mal que le pesen "La fuerza de la razón"

Lorenza Machín. Noviembre 2007.


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Décimas. Marga.

El Día del Medio Ambiente
celebramos en Tindaya,
muy cerquita de la playa
con la montaña presente
gritamos contracorriente.
En el sur los cebadales,
con hotes señoriales.
En el norte Majanicho,
ya no queda un mal bicho
sólo cemento a raudales.

En Tindaya a la montaña
van a hacer un agujero
dicen que pa' ver el cielo,
la destrozarán con saña,
para eso tienen maña.
Hoy como siempre luchamos,
por eso nos encontramos
del pueblo, los colectivos,
tenemos muchos motivos
y nuestras voces alzamos.

Ya llevan al Parlamento
los negocios de Repsol
cual si fuera un caracol
muy lento en su movimiento.
Van sembrando labia y cuento
para engañarnos mejor.
Porque no tienen honor
los políticos se esconden
y ni siquiera responden.
Yo les critico su error.

Unas veces el Cotillo
en otra ocasión Tindaya,
ya no vemos nuestra playa
con sus tonos de amarillo.
la culpa es de algún listillo
que destruye lo que toca,
sea mar, montaña o roca,
sólo le importa el dinero,
llenando su monedero
y brindando con su copa.

Hicimos un gran concierto
haya ya unos cuantos años,
queríamos evitar daños
y la lucha fue un acierto.
Se escuchó hasta en el desierto
y para todos cantamos
y con nosotros sumamos
las voces de mucha gente,
siendo El Cotillo la fuente
del libro que hoy presentamos.

Actuación de Monzón Band.

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Subida a las canteras
Por la tarde se organizó una visita a una de las canteras. Allí, José Vera Lima, gran conocedor del territorio, explicó las características de las extracciones, la técnica que se usó (cortes con hilo de diamante), así como muchas otras observaciones sobre flora, toponimia, arqueología, etc.

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Al atardecer, Taller de danzas del mundo, guiado por Lunaticart y la actuación de Leche frita

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NOTAS Y MATERIALES SOBRE TINDAYA

Textos clave

Resumen del caso Tindaya-Tebeto.
Carlos Umpiérrez escribió en 2008 un texto muy claro, recomendable para empezar a conocer este asunto desde cero.

Tindaya y los Bittini. Carlos Umpiérrez

“Yo me quedo con el espacio y ellos con las piedras”. Eduardo Chillida.

Al final ni espacio ni piedras. Sólo un gigantesco y aparatoso marrón, que nos vamos a comer los contribuyentes. A la salud de los Bittini. Los Bittini, señoras y señores, son como Dios, que lo sepan. Ríanse de Dimas. Ríanse de Roca. Los Bittini son los amos. La jugada maestra que han hecho estos señores, eso sí, con la inestimable ayuda del Gobierno de Canarias, además de la no menos desdeñable colaboración del equipo jurídico del Gobierno de Canarias, es como para quitarse el sombrero… si no fuera porque los primos que vamos a sufrir sus consecuencias somos todos nosotros.

Les cuento. En 1982 esta gente, los Bittini, compraron unas tierras en Fuerteventura por cuatro duros, con la idea de extraer ciertos minerales al parecer muy valorados en el ámbito de la construcción. Tales tierras se encontraban en plena montaña de Tindaya y alrededores.

En realidad, extraer no extrajeron mucho. De hecho, en 1993 ya hacía un tiempo que la explotación andaba sin mucho movimiento, y la situación financiera de la empresa de los Bittini, Cabo Verde S.A., era por aquel entonces crudamente deficitaria. Para colmo de males llevaban años inmersos en una maraña judicial contra la Administración, que les condujo a ser habituales en los despachos de la sede del Gobierno de Canarias (algo que a la postre les sería muy útil, no hay mal que por bien no venga). Tindaya se había convertido en centro de atención de ecologistas, arqueólogos y demás enemigos de mineros y constructores. Precisamente en ese 1993 la situación pareció tocar fondo para ellos, con la catalagoción del emplazamiento como Bien de Interés Cultural, Monumento Natural, Punto de Interés Geológico y otra serie de figuras protectoras que auguraban un futuro muy negro para los Bittini y sus intereses.

Pero como en las películas americanas, cuando todo parecía perdido para los Bittini, surgió de improviso la figura que daría un giro absoluto a los acontecimientos: Eduardo Chillida.

A Eduardo Chillida le había hablado la montaña. Bueno, eso dijo él. Quien le habló a buen seguro fue el director del recién creado Plan Especial de Protección de la Zona Arqueológica “Montaña Tindaya”, don José Miguel Alonso Fernández Aceytuno. Chillida llevaba años buscando una montaña a la que desentrañar, y el director del Plan dependiente del Gobierno de Canarias, arquitecto vinculado al land-art, tan ingenuo como repleto de buenas intenciones, creyó que seguir la senda ya iniciada por César Manrique algunos años antes en la isla de Lanzarote, de retocar artísticamente espacios naturales con fines turísticos, sería la mejor manera de asegurar la protección definitiva de Tindaya. No hay que ver en Fernández Aceytuno aviesas intenciones, porque seguramente no las había. En él no. Lo que sería sumamente interesante, es conocer si la idea original fue del señor Fernández, o si en cambio se la susurró alguien al oído.

Fuera como fuese, los Bittini, por su parte, sí que vieron la luz al final del túnel. Aquello era justamente lo que necesitaban para salir de su atolladero particular. Si la montaña había hablado a Chillida, probablemente lo hizo con una voz muy parecida a la de las plegarias entonadas por los Bittini. En cualquier caso, ellos hicieron lo que hacen los ganadores cuando ven pasar el tren de su vida… cogerlo –si los ganadores son de la variante poco escrupulosa, como es el caso, además lo cogen sin miramientos de ningún tipo–. Y vaya si lo cogieron. Juntaron los pocos ahorros que les quedaban y sin pensárselo un instante echaron el resto para engrasar y acelerar la maquinaria política.

De pronto la negrura se tornó luz, y lo que antes era obstáculo tras obstáculo, se convirtió en florida senda expedita. Manuel Hermoso, recién había llegado al Gobierno con Coalición Canaria, previa moción de censura al PSOE de Saavedra, y como suele pasar con los políticos cuando asumen un cargo por primera vez, tenía ganas, él y su grupo de gobierno, de demostrar que eran más altos, más guapos y más todo. El proyecto de Chillida les venía que ni pintado.

Lorenzo Olarte, por aquel entonces vicepresidente y consejero de Turismo, en seguida se entusiasmó con la idea, y hasta los propios Bittini se sorprendieron de lo sencillo que les estaba resultando llevar a cabo su plan. Con el nuevo Gobierno daba gusto, esa gente sí que sabía hablar de negocios. Algunos incluso han especulado con la posibilidad de que aquella moción de censura del 93 tuviera algo que ver con el pelotazo Tindaya, que prometía repartir millones a diestro y siniestro, como así ha sido, pero en mi opinión no había luces para elaborar un plan tan sofisticado. Atentos a la jugada:

Los Bittini sugirieron que el Gobierno de Canarias creara una entidad para administrar todo lo que tuviera que ver con el monumento de Chillida, que se llamaría Proyecto Monumental Montaña de Tindaya (PMMT), empresa en la que ellos mismos participarían a un cincuenta por ciento en cuanto a capacidad decisoria. Estimaron la cesión, que no venta, de su raquítica explotación minera semiabandonada en 900 millones de pesetas, pero se aseguraron de que dicha cesión no fuera definitiva, obligando a la PMMT, del que ellos formaban parte, a firmar un contrato inaudito en el que se imponía un plazo tope de cuatro años para la realización del proyecto, tras el cual se les devolverían sus propiedades en caso de inejecución. Hablamos del año 2000 como plazo máximo, pero atentos, porque el contrato definitivo con las empresas adjudicatarias se firmó en 1999. Firmaron un contrato con las empresas adjudicatarias a sabiendas de que un año después el contrato con Cabo Verde S.A., les obligaba a devolverles la explotación minera. Por supuesto, eso supuso todavía más dinero en concepto de pagos no reembolsables a estas empresas, que también se llevaron un buen pico a cambio de nada. En total hablamos de unos dos mil millones de pesetas (camuflados bajo la denominación de “Gastos de estudio e implantación”).

Mientras tanto, y volvemos a 1993, los Bittini abrieron el contencioso que tenían pensado abrir de todos modos, pero que el dinero recién entregado por el Gobierno de Canarias les permitía ahora sufragar, contra el mismo Gobierno de Canarias –en efecto, como si dieras dinero a un individuo para que éste pudiera denunciarte y pagarse los mejores abogados–. ¿De qué contencioso hablamos? Pues del que les sirvió para conseguir los más de 92 millones de euros que ahora se les debe. Nos referimos al contencioso contra la decisión del Gobierno de Canarias de negarles la explotación minera en Tindaya, a tenor de la nueva catalogación urbanística de la montaña. Nueva catalogación bajo la que, pásmense, ellos también iban a sacar tajada, pues era la que permitía convertir Tindaya en un espectáculo artístico-turístico.

Daba igual lo que pasara, ellos siempre ganaban. Si el monumento se completaba, el mencionado contrato, a parte de lo ya referido, también les otorgaba la comercialización de la piedra que se extrajera en el vaciado de la montaña, y si el proyecto no se completaba, que era lo normal, guardarían los novecientos millones de la cesión, su explotación les sería devuelta y a la larga acabarían ganando el contencioso que obligaría al Gobierno de Canarias a indemnizarles suculentamente.

Como ven, todo estaba perfectamente calculado. Los 92 millones eran el premio gordo, pero lo otro tampoco hubiera estado mal. Aunque si me preguntan mi opinión, yo diría que jamás hubo intención de agujerear la montaña.

Una vez consiguieron aquel contrato ventajoso arriba comentado, ellos mismos hicieron lo posible por torpedear la evolución del proyecto. Por descontado, se produjo la situación prevista. A los cuatro años –en 2000– el proyecto no había sido ejecutado (ni siquiera empezado) y la explotación minera les fue devuelta sin que en ningún momento tuvieran que reembolsar los 900 millones que cobraron en su día por una cesión inútil. El contrato era impecable, en términos legales, aunque aparentemente diseñado por un descerebrado funcional, en lo que a los intereses de la Administración respecta. Cabe recordar que cuando dicho contrato se negoció, la situación económica de los Bittini no era precisamente boyante, y a buen seguro habrían aceptado una venta definitiva por mucho menos, en vez de esa cesión por novecientos millones, con cláusulas tan rocambolescas, que sólo cabe explicar por la bisoñez de la parte negociadora o por su descarada parcialidad y aprovechamiento ilícito de los beneficios posteriores, lo cual podría ser demostrado mediante un estudio pormenorizado de sus patrimonios, que hasta el momento ningún juez ha requerido. Por no mencionar la posibilidad real de expropiación que el Gobierno de Canarias pudo hacer efectiva, con un coste en concepto de indemnización que apenas habría superado los ocho o nueve millones de pesetas. Ahora tendremos que pagar entre todos casi dieciséis mil millones de esas antiguas pesetas.

No sabemos si en este entramado, que al parecer no hay forma de revertir judicialmente –por lo menos los servicios jurídicos del Gobierno de Canarias no lo han conseguido, aunque ignoramos si por su incompetencia, real o simulada, o por lo bien atado que dejaron todo los Bittini–, participaron también los actores políticos tristemente protagonistas. ¿Los dieciséis mil millones acabarán íntegramente en cuentas de los Bittini, o se repartirán en función de los servicios prestados? Desde luego sólo hay dos opciones, o es eso y entonces estamos hablando de un desfalco en toda regla, o es que se trata de los políticos más tontos de la historia, por dejarse engañar de tal manera. En cualquier caso, si hemos de hablar de perdedores y de ganadores, está claro quién es quién en esta historia. Por un lado los Bittini y sus más de 100 millones de euros acumulados. Por el otro lado nosotros con nuestros votos, que hemos permitido a semejantes ineptos (o ladrones, según sea el caso) administrar nuestros dineros y nuestros intereses públicos durante estos quince largos años.

Nota: No quisiera concluir esta crónica sin apuntar una serie de datos que, cuanto menos, dan que pensar:

– En el año 1993 Manuel Hermoso se hace con el Gobierno de Canarias tras una moción de censura a Jerónimo Saavedra.
– Poco después es creado el Plan Especial de Protección de la Zona Arqueológica “Montaña Tindaya”, y se le da a esa zona la catalogación especial que quince años más tarde permitiría a la familia Bittini reclamar daños y perjuicios.
– Es el director de este Plan Especial, don José Miguel Alonso Fernández Aceytuno, quien primeramente se pone en contacto con Eduardo Chillida, convenciendo al artista para que visitara Fuerteventura y contemplara Tindaya con sus propios ojos. Estamos en 1994.
– Es creada la empresa denominada Proyecto Monumental Montaña de Tindaya con el objeto de administrar todo lo relacionado con la obra artística, participada por los mismos propietarios de la explotación minera y responsable de firmar los contratos tanto con la UTE (Unión Temporal de Empresas adjudicatarias) como con Cabo Verde S.A., (propietaria de la explotación minera).
– En el año 2000 la propiedad de la explotación minera vuelve íntegramente a Cabo Verde S.A., permitiendo a esta empresa continuar con el pleito que a la postre le reportaría 92 millones de euros.

Que cada cual extraiga sus propias conclusiones.
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Portada Tindaya: el poder contra el mito
Jesús Giráldez Macía. Tindaya: el poder contra el mito.

Jesús escribe como pocos y logra atravesar toda la mugre del proyecto minero de Chillida-Fernández Ordóñez con datos, lucidez y poesía.
Notas: Las versiones epub y mobi están listas para usar en un ebook, con sus metadatos. Para estas versiones trasladé las notas a pie de página bajo los párrafos a que se refieren, de resto respeté lo más posible el formato original.

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Rafael Castellano. Un Tindaya faraónico.
Un texto duro y crítico sobre Eduardo Chillida, sus últimos años y la oportunidad, o no, de continuar su proyecto en Tindaya

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Decenas de ciudadanos muestran su rechazo a la destrucción de la montaña sagrada de Tindaya ante un heredero de Chillida en La Laguna.
Post de Noticias del Foro contra la Incineración con una interesante lista de enlaces sobre Tindaya
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De fondo:
  • En marzo de 2010 se aprobaron se aprobaron por la COTMAC las Normas de Conservación del Monumento Natural de la Montaña de Tindaya redactadas a medida del proyecto minero de Chillida:
BOC Nº 065. Lunes 5 de Abril de 2010
1851 Dirección General de Ordenación del Territorio.- Resolución de 19 de marzo de 2010, por la que se hace público el Acuerdo de la Comisión de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de Canarias de 26 de febrero de 2010, relativo a las Normas de Conservación del Monumento Natural de la Montaña de Tindaya.
De estas Normas se pueden destacar algunos artículos significativos:
Artículo 6.- Objetivos de las Normas de Conservación.
7) Propiciar las condiciones para la ejecución del proyecto monumental ideado por Eduardo Chillida (con Declaración de Impacto Ambiental aprobada por acuerdo de la COTMAC de 29 de mayo de 2009), garantizando la compatibilidad de la implantación de dicho proyecto con la preservación de los valores naturales y culturales en presencia.
...
Artículo 16.- Suelo rústico de protección cultural.
d. Suelo rústico de protección cultural 4 (SRPC4) categorizada para ubicar el área que albergará el equipamiento cultural que recoge la obra artística proyectada por Eduardo Chillida y su entorno. Se corresponde con la ZUG III.4 Proyecto monumental.

Artículo 17.- Suelo rústico de protección de infraestructuras y equipamientos.
1. En adaptación a la Ley 6/2009, de 6 de mayo, por la que se aprueba la Ley de medidas urgentes en materia de ordenación territorial para la dinamización sectorial y la ordenación del turismo, procede categorizar el ámbito que albergará el equipamiento cultural que recoge la obra artística proyectada por Eduardo Chillida y su entorno como suelo rústico de protección de infraestructuras y equipamientos. Esta categoría, tal y como se prevé en el TRLOTENC’00, es compatible con la de SRPC4 delimitada en el mismo ámbito.
grafico equipamiento estructurante cultural boc-a-2010-065-1851 pg9153

TÍTULO IV
DETERMINACIÓN, LOCALIZACIÓN Y ORDENACIÓN DE LOS ELEMENTOS ESTRUCTURANTES

Artículo 18.- Elementos estructurantes de uso colectivo.
1. Con objeto de albergar usos de índole colectiva o general, cuya implantación requiera construcciones con sus correspondientes instalaciones, de uso abierto al público o de utilidad pública, y de acuerdo con lo dispuesto en el TRLOTENAC, se establece un equipamiento cultural de carácter estructurante, interés autonómico y titularidad pública denominado Proyecto Monumental Montaña de Tindaya.

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